Elba Esther Gordillo: su adicción a la brujería
Fuente: "Los brujos del poder" José Gil Olmos.
A mediados de octubre empezó a
circular el libro Los brujos del poder de José Gil Olmos, reportero de Proceso.
El impacto que generó su aparición se ha traducido en una decena de
presentaciones y un sin número de entrevistas y reseñas en medios impresos y
electrónicos, incluida una serie de cinco entregas en los noticieros estelares
de Televisa.
Cuando Ernesto Zedillo asumió el
poder, uno de sus planes era deshacerse políticamente de la maestra Elba Esther
Gordillo, quien desde el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
(SNTE) le había hecho la vida de cuadritos mientras él era el titular de la
Secretaría de Educación Pública. Durante sus primeros años como lideresa del
SNTE, Elba Esther Gordillo siempre había maniobrado con éxito en la complicada
política nacional, en gran medida gracias al apoyo del entonces presidente
Carlos Salinas de Gortari, quien, por intermedio de Manuel Camacho Solís, le
proporcionó no sólo la estructura necesaria sino los recursos financieros
indispensables para afianzarse en el sindicato donde hoy en día sigue
entronizada.
Conforme avanzaba el sexenio de
su protector, la maestra comenzó a ver la debilidad de Salinas y, tras el
asesinato de Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo de 1994, cuando Zedillo fue
elegido como candidato sustituto, Elba Esther creyó que la mala fortuna le
estaba jugando una trastada. Cuando Zedillo resultó el elegido como presidente
de la República, la maestra supo que su suerte estaba echada y que era el
momento de hacer algo para contrarrestar los malos designios. Y no era para
menos, desde el primer minuto de su gobierno, Zedillo mandó un mensaje claro a
la lideresa del SNTE; palabras más, palabras menos, le soltó mediante un
allegado: "Es mejor que se vaya del país".
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Elba Esther sabía que el gobierno
federal planeaba realizar auditorías a su persona, a la dirigencia del gremio
magisterial y a sus allegados más cercanos, pues los recursos que obtenían del
erario federal, gracias al fideicomiso Vivienda Magisterial (VIMA), eran
multimillonarios. Además, también estaba el ingreso mensual de las cuotas de
maestros y trabajadores de la educación, que sumaba millones. Con todo ese
dinero, el poder de Elba Esther Gordillo se había extendido sobre gobernadores,
legisladores, intelectuales, periodistas y, más tarde, llegaría incluso a
cubrir la presidencia de la República, como ocurrió con Vicente Fox y con
Felipe Calderón.
Cuando la maestra supo que el
gobierno de Zedillo indagaba en sus cuentas y en las de sus socios principales,
también comprendió que estaba en peligro su poder y su libertad. De manera
urgente y absolutamente fuera de sí, como mandan sus costumbres, citó a los
miembros de su equipo más cercano y se los llevó fuera del país, como ha
reconocido uno de sus ex colaboradores. En el cónclave improvisado, Elba Esther
y sus asesores intentaron encontrar una salida ante las amenazas que les eran
enviadas desde Los Pinos, buscaban construir un escenario que los favoreciera
ante la inminente crisis. Todo parecía indicar que el nuevo presidente habría
de terminar con el reinado magisterial de la chiapaneca, utilizando a muchos de
los dirigentes nacionales que ella misma había nombrado, quienes estaban cansados
de su forma caprichosa y temperamental de dirigir el sindicato más numeroso de
América Latina. Zedillo había empezado a intervenir en la dirección del
sindicato quitándole a Elba Esther su fuerza de manera paulatina, la debilitaba
a fuego lento, provocándole un tremendo desgaste y reduciendo los márgenes de
maniobra que en otros tiempos le habían permitido presionar, chantajear y
operar contra el gobierno federal.
Al no encontrar un escape
político, la maestra Gordillo preparó con urgencia el que sería uno de los
viajes más importantes de su vida, pues de éste dependería su futuro. Llamó a
sus colaboradores más cercanos y les dijo que irían hasta un lugar lejano en
África, donde buscarían una solución a la difícil situación en la que se
encontraban. Tratarían, aseguró, de ahuyentar las amenazas presidenciales.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgJKswplC3sdMhRkh4xnl9yjmyn-1dGo-t8A90mVeP03E5tzvVFnSepbJDsaLHpesi4Wx9j3-Sj66jE6qjUOdV8pgqrtBKm5uLAgfqHzz-cRP471TNmxcOh5OW8lj1A5H1qmeyNlTN5MXQ/s320/MAPA-DE-NIGERIA-AFRICA.gif)
Diversos colaboradores de la
maestra que han presenciado de cerca su vida pública, privada y familiar,
quienes conocen sus "vicios privados y sus virtudes públicas",
accedieron a contar el episodio africano, un episodio que desnuda la afición de
Elba Esther a la brujería. La única condición que pusieron quienes me dieron
sus testimonios fue la del anonimato. Ellos aseguran que, desde joven, Elba
Esther Gordillo ha tenido una predilección por el culto negro, predilección
que, cuando llegó a la dirigencia nacional del SNTE, la llevó a relacionarse
con un grupo de santeros cubanos, quienes la introdujeron a las prácticas
religiosas que combinan a los santos cristianos con las deidades africanas.
Durante varios años la maestra
practicó la santería; sin embargo, tuvo que dejarla porque llegó a un nivel que
la obligaba a portar ciertos collares, vestirse de blanco, raparse y ponerse un
turbante. Si no lo hacía, comenzarían a fallar los trabajos, pues no estaría
actuando de manera comprometida. Antes de quedar en evidencia públicamente,
Elba Esther decidió tomar un nuevo camino; fue así como optó por el vudú y
comenzó a venerar a ciertas figuras que sólo exigen un nivel menor de
compromiso.
La maestra hizo el cambio porque
era más práctico, no tenía que cambiar de vestimenta, pero estaba obligada a
manejar un símbolo lo más vistoso posible. En una desfachatez escogió el
símbolo del SNTE, lo mandó modificar y, en lugar de la imagen de un libro, puso
las cartas del Tarot Reader, que es el más fuerte, el más viejo, donde se lee
la vida.
El viaje a África llegó cuando
Elba Esther se sentía acorralada, cuando las amenazas del poder presidencial
eran terribles. La maestra no podía más que jugarse su última carta, como
cuenta uno de los entrevistados:
El problema es que no se trataba
de hacer un hechizo normal sino se trataba de controlar al presidente. Los
hechizos funcionan por dos cosas: por quien lo cree, en ese caso ella, y por el
tipo exacto de hechicería que le queda tanto a quien lo paga, como a quien le
está dedicado el trabajo. Puede ser un brujo mediocre o un intermediario entre
lo espiritual y lo físico, pero lo importante es escoger exactamente la receta
que se necesita. En el caso de Zedillo, para saber
exactamente lo que se necesitaba y calmar sus ánimos, había que diagnosticarle
su aura, sus fijaciones, todo lo que le gustaba y disgustaba. Para eso se
tomaron fotos, se hizo su carta astral, y esto lo estudiaron videntes y médiums
para ver sus demonios, vicios y debilidades.
Durante un año se contrató y
consultó a una serie de médiums y cartomancistas, de gente que lee la mano y el
aura, para que estudiaran fotos tomadas especialmente, bajo una cantidad de luz
que permite que se vea el aura. Además se investigaron hasta las cosas más
íntimas del presidente Zedillo y se diagnosticó que tenía ciertos temores y
debilidades, que dormía poco y que tenía miedo al fracaso; encontraron que el
espíritu de un animal podía apoderarse del pensamiento y la conciencia de
Ernesto Zedillo, el espíritu de un león. Esto podría parecer una estupidez o
una historia increíble, pero éste es el procedimiento más eficaz para poder
tener resultados ciertos en los cultos de brujería y hechicería.
Así pues, Elba Esther tenía el diagnóstico
y lo único que le faltaba era saber dónde debía llevar a cabo el ritual. Fue
entonces cuando se dedicó a buscar el lugar en el que le podrían hacer el
trabajo con total seriedad y con el conocimiento de causa necesario, como dice
también la narración de su ex colaborador:
Elba Esther Gordillo se trasladó
al mercado popular de Marruecos. Ciertas amistades de Chiapas le habían dicho
que la lectura de los caracoles era lo que necesitaba para encontrar a quien le
ayudaría a resolver su problema. La acompañaron un par de sus principales
colaboradores, que no sabían exactamente a lo que iban pero que llevaban el
diagnóstico astral y una serie de fotos de Zedillo de todos los tamaños, de
perfil, de frente, de cuerpo entero. La única que sabía con claridad de la
misión era ella.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg2ZU9vRYTp_pJmELMqTMYeXvoBH9JWyXiI8JbqStl8LcMPohSTSCZtWNY7HsqjJwdwUKhkrWESJrBcWxhBUeeL3u4YX7CaZ9WnYMrv1KsGl7H0hiP8f2pCr-X4fS-shdFsGlXFgTgYSKA/s320/john-dimo-medico-brujo-keniano-619x348.jpg)
Según el testimonio de uno sus
principales allegados de entonces, quien supo de esta historia de propia voz de
uno de los actores de la misma, cuando la maestra y sus colaboradores caminaban
por el callejón de las lecturas de cartas, cerca del callejón de los cafés, los
increpó una persona que, con un pésimo español, les dijo: "Tú estás
buscando evitar que tu emperador te mate. Conmigo está la respuesta". Y
los llevó con alguien que sabía leer los caracoles. Eran unos 18 o 19 caracolitos
pequeños, blancos, casi petrificados, parecía que se fueran a romper al
tocarlos. Cuando los aventaban sobre un embudo de cobre caían en la base y se
formaban figuras. Lo primero que se formó fue la bandera de un país, la de
Nigeria.
Quien leía las caracolas, con la
ayuda de un traductor, le dijo a la maestra "que ella era una persona
terriblemente mala, que los caracoles no detectaban ningún ambiente de cariño y
que su vida era de venganzas y persecuciones, y que por eso había llegado hasta
ahí".
Durante la segunda lectura, le
dijo que era un sacrilegio para su religión lo que le iba a decir porque se
trataba de trabajos infernales con un alto nivel de complicación, porque su
alma iba a quedar comprometida. Completamente asombrado, le aseguró que veía
que a ella no le importaba lo que se le estaba diciendo. La segunda figura que
los caracoles formaron fue la melena de un león, ante la que, según nuestro
testigo, el lector dijo:
Se trata del trabajo más
peligroso del vudú, el sacrificio de un león vivo. Dijo que eso no era el
problema sino lo que vendría después: que viviría sujeta a la vida de un
animal, que no tendría una vida de raciocinio sino de instintos y que cada día
que pasara eso iba a ser más fuerte. Y aventaba los caracoles y se formaba la figura
de una persona rara, con una especie de penacho. Era el brujo.
En otra ocasión se formó una
especie de montaña y en la última tirada se reflejaba un mandril. Fue cuando
dijo que sabía dónde era: Badashat, el santuario de los brujos del vudú, los
más poderosos y apegados a lo oscuro, los únicos que podían hacer el trabajo
con un león. Entonces repitió que se trataba de algo muy peligroso. Al terminar
la última lectura, asombrado, quiso tocar a la maestra, explicando en un
español muy malo y en un inglés pésimo, que quería tocarla porque en los
caracoles no se veía reflejada su alma. Su cuerpo estaba vacío, aseguró el
lector de caracoles.
Después de recibir esta
información el grupo contrató un guía y se trasladó a Nigeria. Llegaron al
lugar indicado al amanecer, mientras tenía lugar un ritual. Era un conjunto de
bohíos sobre un terreno lleno de barrancas, donde vivían unas 100 personas en
absoluta pobreza. Cuando llegamos, el intérprete
que venía con nosotros se comunicó con un ayudante del brujo. Fue muy
interesante porque te das cuenta que entre la gente que se dedica a la
brujería, cuando son los mejores, no preguntan mucho sino lo esencial. El
ayudante le fue a decir al brujo que había unos clientes, entonces el brujo
salió, se trataba de un hombre negro, pequeño, desdentado, flaco y viejo, con
las manos delgadas, las orejas con aretes, una especie de penacho en la cabeza
y una suerte de bastón.
Lo primero que nos preguntó fue
si el trabajo que queríamos hacer era para el jefe de nuestra tribu. Y pues sí,
era para que el presidente de la República no le hiciera daño a la maestra. El
trabajo costó alrededor de 45 mil dólares, asegura el ex colaborador de Elba
Esther y del SNTE. El brujo preguntó simplemente si
el color de los ojos del jefe de nuestra tribu era café. Eso fue todo. Cuando
la maestra le contestó, el brujo dijo "a través del intérprete" que
iba a tardar un día en cazar ese tipo de león, que debería ser un macho, activo
en la procreación y que hubiera pasado ya un 70% de la vida, debería, dijo
también, tener la dentadura completa. Explicó que el animal iba a ser torturado
y degollado, para que no muriera rápido, y que en el momento de ser desollado
trataría de transportar todo su coraje, toda su energía hacia Elba Esther
Gordillo.
El brujo le dio a la comitiva
algunas indicaciones y los citó al siguiente día, cuando el sol se estuviera
ocultando. Al día siguiente nos presentamos siguiendo las instrucciones que nos
había dado: que Elba Esther no se bañara, que no dejara caer un solo cabello y que
trajera un cambio de ropa. Le dijo que si estaba reglando trajera con ella la
toalla porque la iba a necesitar. "Cuando llegamos había como
diez personas sacrificando al león y vimos cómo el brujo clavó un cuchillo en
el ojo del enorme animal. En ese momento comenzaron a quitarle la piel entre
todos, de una manera sorprendente, la pusieron sobre una piel de vaca y
recolectaron la sangre.
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Inmediatamente después, metieron
a la maestra en una choza de paja y barro. Sin quitarle ni la blusa ni los
shorts, le empezaron a untar los testículos del animal, las vísceras y la
sangre, le amarraron la piel de la fiera y con las pezuñas le dibujaron
diversos signos, todo esto en medio de muchos cánticos. Afuera se escuchaban
los gritos de diversos animales, que nos dijeron eran mandriles. Una hora
después, el brujo se caía de cansancio, parecía como si se le hubieran ido las
fuerzas; se tenía que ayudar de un bastón para pegarle a la piel del león. El
ritual consistía en transmitirle la fuerza del león a Elba Esther, tal vez no
lo quieran creer, pero lo que se veía ahí era una transformación asombrosa. No
se veía a una mujer desvalida, como llegó, sino a una mujer más fuerte. Esta parte del ritual duró cerca
de una hora, después la colocaron junto a la pared y la levantaron, poniéndola
en una especie de pedestal donde no tocaba el piso. Debajo de sus pies pusieron
diversas figuras de barro negro y hierbas. Le pidieron que agarrara fuerte una
de las fotos del presidente Zedillo, que la abrazara y que dijera siete veces lo
que deseaba.
El brujo estaba muy excitado, no
dejaba de bailar, daba pasos cortos para atrás, para adelante y hacia los lados
mientras cantaba. Ella se desmayó y así estuvo como una hora, sostenida de los
brazos, con la piel del león amarrada al cuerpo. La sangre y las vísceras que
caían al suelo se las volvían a embarrar. Era una mezcla de sangre, vísceras y
lodo que olía espantoso y que atraía una cantidad impresionante de moscas,
todas las cuales se posaban sobre la zalea del león, en cuyo hocico estaba la
toalla sanitaria de la maestra.
Cuando despertó, Elba Esther
intentó rezar, pero el brujo la abofeteó, le gritó reclamándole. Ella se enojó
y también comenzó a gritarle, tratando de quitarse todo de encima. El brujo le
agitó un manojo de yerbas en la cara y ella se volvió a desvanecer. Minutos
después la maestra reaccionó y, en el momento en que la bajaban y le quitaban
la piel de león, trató de limpiarse la sangre y el lodo, quiso borrar los
signos que le habían puesto en la piel pero no pudo y comenzó a preocuparse. El
intérprete nos dijo que era mejor que no tratara de quitarse nada, que el
espíritu del animal ya se le había pasado y que dejara los círculos,
triángulos, flechas y demás figuras que le habían hecho en la parte superior
del cuerpo con la pezuña del animal. Ya después se las quitaría todas.
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Todo duró como unas cuatro horas.
Cuando terminó el ritual el olor era nauseabundo, insoportable. El brujo tomó
una actitud de burla, se reía de nosotros. A través del intérprete le dijo a
ella que no tenía idea de lo que le iba a costar esto, que no se trataba de
dinero, sino que iba a pagar con lo que más le iba a doler, con lo más querido. La instrucción del brujo
"continúa el ex colaborador del magisterio" era que tenía que dejarse
un día completo las vísceras que le habían embarrado y atado en los dedos, las
manos y las orejas. Le dijo que no se preocupara porque después de un día se le
iban a borrar solos. Y así ocurrió, al día siguiente ya no tenía nada, como si
los hubiera absorbido todos.
Lo que asombró más a los
acompañantes de la maestra Gordillo fue que, varias horas después del ritual,
recibieron una llamada en el teléfono satelital que habían rentado previamente.
"Era de la secretaría particular de la presidencia, quien dijo que el presidente
Zedillo quería hablar con la maestra. Según lo que ella misma nos contó
después, el presidente le dijo: '¡Güerita hermosa! Necesito hablar contigo'. El
hechizo de transmisión de poder del león empezaba a funcionar."
El allegado a la maestra comenta
que si es difícil creer que existan este tipo de hechos y prácticas entre la
clase política, es aún más increíble lo que sucedió a continuación. Cuando Elba
Esther Gordillo pagó por el hechizo la cuantiosa suma de 45 mil dólares, la
mofa del brujo no se hizo esperar, éste le dijo que el verdadero costo del
trabajo sería uno de sus familiares. Poco tiempo después del viaje, uno de los
hijos de su hija Maricruz Montelongo, Francisco Fujiwara Montelongo, falleció
de manera trágica: mientras jugaba con otros niños en el elevador del
departamento en el que vivía, se desnucó al ser aprisionado por las puertas
eléctricas. Desde que ocurrió esta tragedia familiar, a los nietos se les alejó
de Elba Esther. Francisco era el nieto más querido de Elba Esther Gordillo, su
preferido.
Más allá de lo increíble que
pueda parecer esta historia, lo cierto es que el poder de la maestra Gordillo
no se terminó con el sexenio de Zedillo. A partir de entonces éste aumentó
hasta alcanzar niveles cada vez más y más altos, primero con Vicente Fox,
cuando hizo amistad con Marta Sahagún y operó desde la Cámara de Diputados las
propuestas de reformas constitucionales, y luego con Felipe Calderón, a quien,
incluso antes que su partido, el pan, le levantó la mano como ganador de la
campaña presidencial de julio de 2006.
Con los gobiernos panistas, más
que con los de filiación priísta, el poder de la maestra se ha acrecentado y
extendido mucho más allá del SNTE. Su influencia ha alcanzado tanto a Gobernadores
del PRI como del PAN, llegando hasta las secretarías de Educación y Seguridad
Pública, así como al ISSSTE y a la Lotería Nacional, donde ha ubicado a sus
incondicionales.
Es la dueña del Partido Nueva
Alianza y de la Federación Democrática de Sindicatos de Servidores Públicos
(FEDESSP). Para algunos, Elba Esther ha concentrado tanto poder que debe ser
considerada un riesgo para la seguridad nacional. El trato que tiene con los
presidentes en turno es casi familiar, a todos les ha dicho
"amigochos". Fue la principal operadora política de Fox y la
principal aliada electoral de Calderón.
Sus allegados aseguran que sigue
manteniendo vínculos estrechos con el brujo que conoció en Nigeria, aunque
también practica ritos de magia negra, como el de los tambores, en el que
invita a participar a sus principales colaboradores, así como a algunos aliados
políticos. Sus prácticas de hechicería, magia negra y vudú son permanentes,
aunque las lleve a cabo con mayor frecuencia en tiempos de crisis o cuando
piensa que es momento de cubrir sus debilidades y sus vicios, sus acendrados
miedos, sus temores y sus fobias. Elba Esther "Quiere que todo funcione
tan bien como con el presidente Zedillo", remata su ex colaborador. Por
eso se ha hecho de un grupo de asesores que le leen las veladoras negras y las cartas,
que le dicen quiénes son sus enemigos y contra quiénes debe revertir un mal o
un hechizo. "Yo estuve presente cuando ella hizo embrujos dirigidos contra
sus enemigos del sindicato, la vi hacerse experta en lectura de cartas y
café."
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLAy8DmjvgFrweplVERvPbbNjh2wYsIBjh4ySwAwckFE3mguJ14q2KiM1JMI8zu0-602oE_Wb9VbR0wMkOB94WLywwHZ783M_qbSM2yq9zXeuIdB3RZAlLtSX_s51Um1ejXzf1w-REyrY/s320/192546_gordillo1.jpg)
En su casa, la maestra tiene
algunas estatuillas de seres muy extraños y manzanas esparcidas por todos
lados, las cuales rocía con un líquido especial que sirve para ahuyentar las
malas vibras, asegura su ex colaborador. Un día hizo un viaje a España y trajo
un mecanismo de protección. En su lujoso apartamento de dos pisos mandó
construir un techo especial con un sistema móvil, gracias al cual, cuando hay
luna llena, los rayos caen sobre ella y sobre su lecho directamente. Para
lograrlo hizo un estudio astrológico y de topografía. Además, su cama tiene
acondicionado un sistema de canaletas por donde fluyen constante y
permanentemente aguas adereza-das con ajo, que sirven para alejar a los
espíritus que le quieran hacer daño. Antes ella pensaba que a través de los
sueños la atacaban los demonios y que por eso tenía pesadillas tan terribles.
Nuestro testigo asegura que
durante un tiempo todo esto le funcionó a la maestra, hasta que sus enemigos,
entre ellos algunos brujos a los que había maltratado y no les había pagado por
sus trabajos, se dieron cuenta y le echaron maldiciones más fuertes. Le echaban en la entrada de su
casa líquidos que al tocarlos con los zapatos los metía a su casa. Entonces
ella empezó a sufrir una infección muy fea en los pies, sangraba, y ante esto
se especializó en reforzar sus protecciones y se acercó a la Santa Muerte. Le
ofreció a la Santa Muerte poner altares en toda la ciudad de México a cambio de
su protección.
Todas estas prácticas de magia
negra, que Elba Esther Gordillo lleva a cabo en la intimidad, han trascendido a
la vida política. En el año 2000, asegura el ex subalterno de la maestra,
durante la disputa por la silla presidencial, se suponía que el SNTE apoyaba al
candidato del PRI, Francisco Labastida, pero la verdad era que estaba dando su
apoyo a Vicente Fox. Fue entonces cuando la maestra hizo un hechizo junto con
todos los dirigentes del magisterio.
Hizo que consiguieran las fotos
de todos ellos, las echó en una bacinica y las orinó. Después siguió el conjuro
que le dijo una de sus yerberas. A cada uno de ellos les gritaba siete veces:
"¡Te someto a mi orden!" Cuando terminó, fueron a vaciar todo en la
calle para que todos los días pasaran por las fotos los autos y, de esa manera,
los demás líderes estuvieran sometidos a su voluntad. Lo que ella quería era
que nadie se le escapara, que nadie protestara por la traición que iba a
cometer al PRI y a su candidato presidencial. Al parecer, todo funcionó de
maravilla, nadie se inconformó y Fox ganó.